En el mundo de la estética y el cuidado de la piel solemos hablar de elementos que pueden resultar perjudiciales o beneficiosos. A menudo escuchamos las palabras antioxidante, hidratante y una que quizás no tenga muy claro cuál es: radicales libres en la piel. Estas moléculas o fragmentos de ellas provocan que se creen aquellas reacciones bioquímicas que pueden afectar al organismo.
¿Qué son los radicales libres?
En nuestra dermis hay radicales libres, moléculas que tienen electrones desapareados, es decir, que no van en pares. Esto significa que no pueden funcionar correctamente a menos que interactúen con otra partícula para capturar un electrón. Si a esa molécula le 'roban' un electrón, se convertirá en un radical libre que buscará otra molécula para obtener la que le falta, formando así una reacción en cadena que daña la piel.
Estas acciones reactivas de los mismos pueden estar provocadas por una serie de factores externos e internos que hacen que este proceso se realice con mayor frecuencia. Para evitarlos es necesario conocerlos, estos son algunos de ellos:
• Radiación solar: es uno de los agentes que provocan radicales libres con mayor frecuencia.
• Contaminación: tanto atmosférica como por elementos cercanos como el humo producido por el tabaco o los coches.
• Una mala alimentación: si no se adquiere una dieta completa que incluya carnes, pescados, verduras y legumbres, las reacciones que producen los radicales libres pueden desencadenarse con mayor frecuencia. Por ello, conviene evitar una dieta muy grasa o hipercalórica y optar siempre por alimentos frescos y saludables como verduras y frutas.
• Estrés: no es bueno para nada y menos para la piel. Es uno de los factores internos que provocan los radicales libres y sus consecuencias en la piel.
Consecuencias de la piel
La principal consecuencia de la acción de los radicales libres sobre la piel es su envejecimiento prematuro. Esto ocurre porque afectan la estructura de la dermis y la degradan provocando un trastorno de la piel. Por eso se habla de los daños de los rayos UVA a la piel, los rayos del sol porque aumentan la degradación de proteínas como el colágeno, importante para el mantenimiento de la piel tersa y la elastina. Además, la radiación UVB puede provocar eritema o incluso la aparición de cáncer de piel, lo que provoca un daño directo al ADN.
Durante el proceso de envejecimiento, los sistemas encargados de reparar el ADN se dañan y su eficacia disminuye. El daño continúa aumentando y el resultado final es un aumento en el rendimiento de los radicales libres. En definitiva, se forma una reacción que hace que continúe la acción dañina sobre la piel de los radicales libres.
Todo ello provoca un desequilibrio entre los sistemas de oxidación y los mecanismos antioxidantes. Esto quiere decir que provoca un daño oxidativo a las proteínas que tiene las clásicas consecuencias del daño prematuro de la piel que pasa por arrugas, envejecimiento acelerado y manchas.
¿Hay alguna manera de luchar contra ellos?
Por suerte, la ciencia actual ha avanzado lo suficiente como para estudiar las reacciones de los radicales libres en la piel y encontrar formas de evitar sus efectos. La mejor forma de combatir los radicales libres es mediante el uso de antioxidantes, aunque hay que hacerlo hasta cierto punto ya que exagerar su uso puede no resultar beneficioso. Tanto en la cosmética como en la alimentación los antioxidantes están presentes y son, por ejemplo, las vitaminas como la C y la E, o los elementos que se encuentran en las cremas como los polifenoles.
Además de los antioxidantes, una forma de combatir los radicales libres es llevar una dieta equilibrada. Así como se mencionó que una mala alimentación puede provocar esta reacción, llevar una dieta saludable ayudará a evitar las consecuencias de los radicales libres en la piel. Es adecuado utilizar tratamientos faciales y cosméticos que incluyan ácido hialurónico, ya que este componente ayuda a reducir las arrugas de la piel y aporta volumen natural a la zona en la que se aplica.
El cuidado de la piel es crucial, por eso es necesario saber cómo actúan los radicales libres. Evitar el estrés y la contaminación y llevar una dieta saludable son claves si se quiere combatir los efectos de los radicales libres que provocan el envejecimiento prematuro de la piel. De esta forma conseguirás una piel joven, radiante y saludable.